Fernando J. López nos visitó el 25 de noviembre
Se dice que los jóvenes no
leen todo lo que deberían. Quizá los adultos tampoco leamos lo suficiente.
Quizá debiéramos seguir siendo todos jóvenes o sentirnos jóvenes, todavía
adolescentes a pesar de no serlo.
Todavía joven y
adolescente se siente Fernando J. López, autor de El reino de las tres lunas, novela que han leído los alumnos de 1º
ESO.
En un abarrotado salón de actos,
después de varios retrasos y descuidos, y otros problemas logísticos, Fernando
nos habló de la novela El reino de las
tres lunas y de cómo llegó a ser escritor. Porque Fernando tiene en su
haber varias novelas: la primera, In(h)armónico
(Premio Joven y Brillante), la escribió con tan solo diecinueve años y fue finalista
del Premio Nadal en 2010 con La edad de
la Ira, novela que narra el problema de la homofobia en las aulas. Además
corre por sus venas el duende del teatro y ha escrito y estrenado con éxito
varias obras: Cuando fuimos dos, Darwin, Tour de force o De mutuo
desacuerdo. Incluso ha estrenado un versión de Yerma (de Federico García Lorca) en el Gala Theatre de Washington.
Pasamos una estupenda día
con Fernando. Los alumnos estaban emocionados por conocer a un escritor de una
novela que han leído, preguntaron muchísimo y nos dimos cuenta de que sí que
leen y leen muy bien. Sirva de
resumen de este encuentro este pequeño resumen-entrevista que con su
generosidad infinita nos ha remitido Fernando por mail.
-¿Cómo te inspiraste para escribir El reino de las Tres Lunas?
-La inspiración, en esta
novela, fue doble. Por un lado, la actualidad y la necesidad de reivindicar, en
clave simbólica, la importancia de la cultura y de la educación en un momento
en que ambas están sufriendo un severo ataque a muchos niveles. Por otro, mis
vivencias personales y mi inquietud por abordar el tema de la muerte y de la
ausencia de las personas a quienes queremos en una novela juvenil.
-¿Por qué elegiste esos nombre tan raros?
-Para evitar que el reino
se pudiera ubicar en ningún lugar concreto. Se usan nombres de procedencias
diversas (germánicos, franceses, latinos, árabes, italianos…) y así, además, se
dota a los personajes de una identidad más evocadora y sugerente.
-El reino de las Tres Lunas, ¿por qué decidiste localizar la historia en un lugar imaginario?
-Para potenciar así sus
dos posibles niveles de lectura: el literal, centrado en la magia, la aventura
y la recreación del mundo medieval y el simbólico, de naturaleza claramente
política. Ubicar la novela en un lugar imaginario y en un tiempo alejado del nuestro me permitía hablar de
cuestiones próximas al hoy sin caer en lo panfletario, riesgo habitual en las
novelas con intención crítica y social.
-Hay algo de mí en todos,
pero quizá me vea más en Aldo, en su búsqueda de la palabra y de la inspiración
para contar aquello que le preocupa. También yo me he sentido abatido en mi
quehacer creativo más de una vez y he tenido que contar con algún Francesco, es
decir, con algún buen amigo, para retomar la pasión por la escritura. No es un
oficio fácil, aunque sí apasionante. Quienes escribimos, no podemos evitar
hacerlo.
-A algunos les ha interesado bastante la historia de la reina Neyla,
¿por qué no sabemos que le pasa a la reina Neyla?, ¿por qué Alceste la
persique, si la odia?¿Va a haber una segunda parte donde se cuente la historia
de la reina Neyla o una continuación?
-La historia de Neyla
forma parte del nivel de lectura adulto de la novela. Es una obra que, pese a
su simplicidad, oculta muchas capas y creo que es más interesante que los
lectores reconstruyen su historia. Están todos los datos en la novela y se
responde a ese porqué…, pero os invito a releerla y a ver cómo es, en realidad,
la actitud de Alcestes ante la reina. Como autor y como lector no me gustan las
historias que lo expresan todo desde la obviedad y el caso de Neyla es un
ejemplo de esa huida de lo evidente.
-¿Cómo te hiciste escritor?
Ni siquiera me lo planteé.
Me descubrí escribiendo versos con apenas seis años… Yo ni siquiera sabía que
lo eran, hasta que una profesora se dio cuenta y me regaló un cuaderno para que
volcara en él todo cuanto quisiera escribir. Allí surgió mi primer poema, mi
primer premio literario, mi primer relato… Y desde entonces no he dejado de
escribir. En homenaje a aquello, y como amuleto o talismán, siempre empiezo
cada nuevo texto en las páginas de un cuaderno antes de sumergirme en su
escritura en mi ordenador.
-¿En qué proyectos literarios
estas trabajando ahora?
-En
la nueva novela juvenil que saco en febrero con Santillana, Los nombres del fuego, una obra que está
pensada para lectores jóvenes y también adultos, y en la que se presentan dos
tramas: una ambientada en Madrid y París en el siglo XXI y otra en el México
azteca del siglo XVI. También estreno un montaje teatral nuevo, Los amores diversos, en el Festival de
Málaga en enero y en junio, si todo va bien, publico otra novela para adultos…
Esta entrevista será publicada en la revista El ingenioso hidalgo del IES Cervantes.
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