9 ene 2018

La maldición del bronce, de Fernando Lalana

Con el nuevo trimestre, tenemos lectura nueva: 
La maldición del bronce, de Ferando Lalana.

En esta novela Ramiro y Julia pretenden robar el bronce de Butarra, la pieza más famosa del Museo Arqueológico de Zaragoza para demostrar que la seguridad del museo no funciona y vuelvan a contratar al padre de Ramiro. Pero todo se complica.

Esta vez, habéis leído a vuestro aire y comentaremos en clase la novela, como si se tratara de un club de lectura.

Haremos dos sesiones de comentario de la lectura al acabar cada una de las partes de la novela. En ellas haremos una pequeña prueba de comprobación de la lectura y luego comentaremos los aspectos que más nos hayan llamado la atención del novela. También realizaremos una serie de trabajos a partir de la novela.
  • Comentaremos: ¿Quién es el narrador? ¿Qué implicación tiene en la historia? ¿Qué pensamos de los protagonistas?  ¿Qué te parece la actitud de Ramiro y Julia?¿Y la de los otros personajes? 
  • Realizaremos un trabajo de escritura que consistirá en escribir la noticia del robo del bronce de Zaragoza.  
Si queréis saber más sobre el bronce de Botorrita o de Zaragoza podéis leer esta noticia.

Bronce de Botorrita

8 ene 2018

Un poema para cada día

¡Bienvenidos de nuevo! Recomenzamos tras las vacaciones. 
Con este nuevo año vamos a empezar con eso que llamaremos Un poema para cada día. He decido llamar así a eso que hacemos de leer un poema al comienzo de cada clase. Así al comenzar la clase yo os leeré un poema o un cuento, además tendréis el reto de hablarme de su autor al día siguiente y, otra persona que tendrá que leer a la clase un poema.

¡Ah! Tenemos que encontrar la manera de compartir esos poemas y esos cuentos y esos comentarios de libros o películas: ¿abrimos un nuevo blog? Los titularemos Leer al día.

Para comenzar con buen tino y sin olvidarnos de las fechas en las que estamos, ahí va el primer poema. Es un poema de Vicente Huidobro.
INVIERNO PARA BEBERLO
El invierno ha llegado al llamado de alguien
Y las miradas emigran hacia los calores conocidos
Esta noche el viento arrastra sus chales de viento
Tejed queridos pájaros míos un techo de cantos sobre las avenidas
Oíd crepitar el arcoiris mojado
Bajo el peso de los pájaros se ha plegado
La amargura teme a las interperies
Pero nos queda un poco de ceniza del ocaso
Golondrinas de mi pecho qué mal hacéis
Sacudiendo siempre ese abanico vegetal
Seducciones de antesala en grado de aguardiente
Alejemos en seguida el coche de las nieves
Bebo lentamente tus miradas de justas calorías
El salón se hincha con el vapor de las bocas
Las miradas congeladas cuelgan de la lámpara
Y hay moscas
Sobre los suspiros petrificados
Los ojos están llenos de un líquido viajero
Y cada ojo tiene un perfume especial
El silencio es una planta que brota al interior
Si el corazón conserva su calefacción igual
Afuera se acerca el coche de las nieves
Trayendo su termómetro de ultratumba
Y me adormezco con el ruido del piano lunar
Cuando se estrujan las nubes y cae la lluvia
Cae
Nieve con gusto a universo
Cae
Nieve que huele a mar
Cae
Nieve perfecta de los violines
Cae
La nieve sobre las mariposas
Cae
Nieve en copos de olores
La nieve en tubo inconsistente
Cae
Nieve a paso de flor
Nieva nieve sobre todos los rincones del tiempo
Simiente de sonido de campanas
Sobre los naufragios más lejanos
Calentad vuestros suspiros en los bolsillos
Que el cielo peina sus nubes antiguas
Siguiendo los gestos de nuestras manos
Lágrimas astrológicas sobre nuestras miserias
Y sobre la cabeza del patriarca guardián del frío
El cielo emblanquece nuestra atmósfera
Entre las palabras heladas a medio camino
Ahora que el patriarca se ha dormido
La nieve se desliza se desliza
se desliza
Desde su barba pulida

De Automne régulier, 1925